24/12/12

Una Frase Para Analizar

   Si te gusta recordar tanto como a mí tus logros y analizar por qué se dieron, también debes haberte topado con pensamientos que pudieron ser muy sabios de haberse transformado en palabras elocuentes compactadas en una sola frase. Si esto que he escrito, es una realidad, también es posible que hayas dado de narices con la frase de algún autor quien logra condensar perfectamente tu pensamiento acerca de esas situaciones.


   Me ha sucedido eso último hace menos de media hora con una frase escrita en Tumblr y que lo único que puedo reprochar es la ausencia de méritos al autor. La frase es la siguiente:

    “Today is the tomorrow you worried about yesterday”
John T. Tindsley

     La traducción que puedo dar a modo muy groso es: “Me pica la rajita del culo y no me la puedo rascar”.
    Bueno no, en serio esta vez y va la verdadera traducción: “Hoy es el mañana por el cual te preocupaste ayer”.

   Los cuatro segundos que pasaron después de haberla leído tuvieron esa sensación que causan los adolescentes que se quieren pasar por listos con una frase sacada de un libro comercial y barato a fin de hacerse ver como eruditos de la vida. Después de superar la sensación y darle mi segunda oportunidad habitual (algo natural en mí, siempre le termino dando una segunda visita a algo que no me gustó sólo por si acaso) logré ver a lo que me vinculaba esa frase, sencillamente  me conecta a un pensamiento que había tenido oculto por mucho, se me había presentado muchas veces y siempre me había resultado beneficioso, pero que igual, nunca me molesté en transformar en palabras.

   Me imagino que debe pasar esto muy a menudo a todas las personas, darse cuenta que aquella manera de actuar que no pudieron explicar y aún así seguían repitiendo por sus frutos, resulta estar embotellada en un frasco pequeño dentro de un mar de otras palabras. Me parece que debería dar la razón y la explicación de esta frase puesto que se refiere a un problema muy común al cual siempre le he tenido solución, pero nunca le tuve la forma de explicarlo a quienes necesitaban mi consejo.

   Estas palabras, en introspectiva, hablan de aquellos momentos en los que ya no te queda tiempo para preocuparte: Esos días en los que estás de pie frente a un público atento, deseoso u obligado a escuchar tu tesis; esos  días en los que estás esperando el llamado al pabellón quirúrgico; esos días en los que sabes que recibirás noticias pero aún no sabes de qué tipo; esos días en que te enfrentas al pergamino de preguntas del examen de admisión del instituto al que se aferran tus sueños.

   Esa frase es un recordatorio de que el día en que debes entregar un proyecto o defender la tesis debería ser el día en que haz de cesar las preocupaciones;  en vez de un día lúgubre tendría que ser un día de dicha ya que por fin llegó el momento que te preocupaba y es imposible evitarlo así que ¿Para qué seguir preocupándose por lo que ya pasó o por lo que está pasando? Es mucho mejor ocuparse y enfrentarlo, no hay vuelta atrás en el asunto, de hecho, de haberla, sería mucho peor.

   ¿Y qué si ya sé que el resultado es malo? Podrías preguntarte. Mi respuesta es: Si es malo y ya lo conoces, no habrá sorpresa alguna, deberías simplemente enfrentarlo, ya sabes que irá mal de todas maneras. Lo gracioso es que el único sobresalto a llevarte es que resulte todo bien.

   De eso se trata. Inclusive puedes transmutar las palabras “días” a “momentos” y “preocupaste” en “temiste” de esa frase, lo que resulta en una cura contra el pánico escénico. Al entrar con la audiencia hay un momento de parálisis en que el tiempo parece detenerse mientras el cuerpo se enfría en un sólo instante de modo brusco. Es en esos instantes es en los que pienso que no existe forma de salirse de allí, estoy atrapado hasta que diga lo que fui a decir así que ¿Para qué temer si lo que temía está pasando justo ahora?

   La frase se resume a que en el momento en que están destinadas las cosas tu angustia desaparece y eso debería ser suficiente para alegrarte el día. Debería accionar las ganas de querer hacer las cosas bien, con una sonrisa en el rostro pues lo peor ya está pasando, no puede pasar nada superior en desdicha, tan sólo pueden venir cosas buenas.