Si te gusta recordar tanto como
a mí tus logros y analizar por qué se dieron, también debes haberte topado con
pensamientos que pudieron ser muy sabios de haberse transformado en palabras
elocuentes compactadas en una sola frase. Si esto que he escrito, es una
realidad, también es posible que hayas dado de narices con la frase de algún
autor quien logra condensar perfectamente tu pensamiento acerca de esas
situaciones.
Me ha sucedido eso último hace
menos de media hora con una frase escrita en Tumblr y que lo único que puedo
reprochar es la ausencia de méritos al autor. La frase es la siguiente:
“Today is the tomorrow you worried about
yesterday”
John T. Tindsley
La traducción que puedo dar a modo muy
groso es: “Me pica la rajita del culo y no me la puedo rascar”.
Bueno no, en serio esta vez y
va la verdadera traducción: “Hoy es el mañana por el cual te preocupaste ayer”.
Los cuatro segundos que pasaron
después de haberla leído tuvieron esa sensación que causan los adolescentes que
se quieren pasar por listos con una frase sacada de un libro comercial y barato
a fin de hacerse ver como eruditos de la vida. Después de superar la sensación
y darle mi segunda oportunidad habitual (algo natural en mí, siempre le termino
dando una segunda visita a algo que no me gustó sólo por si acaso) logré ver a
lo que me vinculaba esa frase, sencillamente me conecta a un pensamiento que había tenido
oculto por mucho, se me había presentado muchas veces y siempre me había
resultado beneficioso, pero que igual, nunca me molesté en transformar en
palabras.
Me imagino que debe pasar esto
muy a menudo a todas las personas, darse cuenta que aquella manera de actuar
que no pudieron explicar y aún así seguían repitiendo por sus frutos, resulta
estar embotellada en un frasco pequeño dentro de un mar de otras palabras. Me
parece que debería dar la razón y la explicación de esta frase puesto que se
refiere a un problema muy común al cual siempre le he tenido solución, pero
nunca le tuve la forma de explicarlo a quienes necesitaban mi consejo.
Estas palabras, en introspectiva,
hablan de aquellos momentos en los que ya no te queda tiempo para preocuparte:
Esos días en los que estás de pie frente a un público atento, deseoso u
obligado a escuchar tu tesis; esos días en
los que estás esperando el llamado al pabellón quirúrgico; esos días en los que
sabes que recibirás noticias pero aún no sabes de qué tipo; esos días en que te
enfrentas al pergamino de preguntas del examen de admisión del instituto al que
se aferran tus sueños.
Esa frase es un recordatorio de
que el día en que debes entregar un proyecto o defender la tesis debería ser el
día en que haz de cesar las preocupaciones; en vez de un día lúgubre tendría que ser un
día de dicha ya que por fin llegó el momento que te preocupaba y es imposible
evitarlo así que ¿Para qué seguir preocupándose por lo que ya pasó o por lo que
está pasando? Es mucho mejor ocuparse y enfrentarlo, no hay vuelta atrás en el
asunto, de hecho, de haberla, sería mucho peor.
¿Y qué si ya sé que el resultado
es malo? Podrías preguntarte. Mi respuesta es: Si es malo y ya lo conoces, no
habrá sorpresa alguna, deberías simplemente enfrentarlo, ya sabes que irá mal
de todas maneras. Lo gracioso es que el único sobresalto a llevarte es que
resulte todo bien.
De eso se trata. Inclusive
puedes transmutar las palabras “días” a “momentos” y “preocupaste” en “temiste”
de esa frase, lo que resulta en una cura contra el pánico escénico. Al entrar
con la audiencia hay un momento de parálisis en que el tiempo parece detenerse
mientras el cuerpo se enfría en un sólo instante de modo brusco. Es en esos
instantes es en los que pienso que no existe forma de salirse de allí, estoy
atrapado hasta que diga lo que fui a decir así que ¿Para qué temer si lo que
temía está pasando justo ahora?
La frase se resume a que en el
momento en que están destinadas las cosas tu angustia desaparece y eso debería
ser suficiente para alegrarte el día. Debería accionar las ganas de querer
hacer las cosas bien, con una sonrisa en el rostro pues lo peor ya está pasando,
no puede pasar nada superior en desdicha, tan sólo pueden venir cosas buenas.